La ambigüedad y la colocación de la coma.
Un rey, probablemente Carlos V, deseoso de indultar a un condenado, ve escrita bajo la súplica de clemencia la anotación de su primer ministro:
Perdón imposible; cumpla su condena.
El monarca ejercita su ingenio cambiando la posición del punto y coma:
Perdón; imposible cumpla su condena.
Tras lo cual no tiene más que añadir concedido y firmar.
Otro ejemplo:
Y diciendo que no, lo mató, cogió el sombrero y se fue.
Y diciendo que no lo mató, cogió el sombrero y se fue.
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